De una película tan maravillosa como esta poco puede decirse ya. Tras casi dos semanas en taquilla sigue subiendo posiciones este proyecto de Michel Hazanavicius que, en un principio, nadie apostaba por él.
Ambientada en 1927, cuenta la historia un brillante actor de cine mudo (Jean Dujardin) que llega a su declive con la invención del cine sonoro. Justo es en este momento cuando conoce a una chica (Berenice Bejo), fan suya, que comienza una brillante carrera en el cine sonoro. De esta admiración nacerá una extraña relación de amor-odio entre ellos que muestra las luces y las sombras del mundo de la fama en aquella época, ya los años 30.
A priori, es una historia simple, sin más originalidad, pero el desarrollo de esta idea es lo que sorprende. Completamente muda y en blanco y negro, está dirigida con mucha maestría. Conmociona, conmueve, hace reir, casi llorar...Es como ver la vida misma en una secuencia de imágenes, esas que al salir de la sala pensarás que todo merece la pena, incluso dejar el 3D y los efectos especiales, para volver a enamorarte del cine.
Sin duda, creo que estará nominada en varias categorías en los premios Oscar, aunque esto es ya vaticinar fuera de mi alcance. Lo que está claro es que el premio al Mejor actor en el Festival de Cannes a Jean Dujardin, el premio del Público en el Festival de San Sebastián y 6 nominaciones a los Globos de oro (entre otros), ya los ha recibido.